lunes, 3 de septiembre de 2018

SPITSBERGEN: EL GUARDIÁN DEL ÁRTICO: 16 BIS. ALAS SOBRE EL POLO EN SÚPER8

Las lecturas árticas, que empleo como documentación para el documental en Súper-8 4K "Spitzbergen: el guardián del Ártico", las simultaneo con otros libros. Tras concluir, la semana pasada, "Nautilus 90º Norte", del comandante William Anderson (sobre la conquista submarina del Polo Norte en un submarino atómico, gesta que este agosto de 2018 cumplió 60 años), ahora recupero "Alas sobre el Polo", escrito por el general Umberto Nobile.
Este libro, como otros de Editorial Juventud, ¡los compré antes de ir a la universidad!, habiéndolos conservado durante todas estas décadas. 
En el caos de mi biblioteca son fáciles de encontrar por los característicos lomos amarillos de Editorial Juventud lo cual me lleva a inferir que ordenar una biblioteca por colores no sería una mala idea. 
Foto de Spitzbergen tomada desde un satélite por la NASA
Las tierras árticas, así como el Tíbet, me interesaron desde niño, de forma que, a lo largo de los años, fui reuniendo volúmenes tanto sobre los dos polos como del remoto país, ya irrecuperable tras el genocidio al que fue sometido por los comunistas chinos tras su invasión en 1959. 
Respecto al libro de Nobile,  está escrito con la autoridad que supone el haber conquistado el Polo Norte por dos veces, la primera en una aeronave de la marina italiana, junto con Ellsworth y el mítico Amundsen.
A los ojos del lector de hoy en día sorprende la redacción. Para desmontar que Peary había superado la marca del duque de los Abruzos, Nobile escribe: "El 21 de abril, Peary toma una altura del sol y encuentra una latitud de 87 º 06': un nuevo récord para expediciones en trineo, pero del que sólo son testigos un negro y seis esquimales, ninguno de los blancos expertos en navegación que estaban en los otros grupos".
SVALBARD, SPITZBERGEN O SPITSBERGEN.
Cuando inicié la primera parte de mi bitácora sobre esta expedición Kodak Super-8 4K al Ártico, comencé denominando Svalbard a este confín del mundo, en pleno ártico.  Como ya expliqué en su momento, este archipiélago fue terra nullius hasta 1920 cuando, en un tratado internacional firmado el 9 de febrero de ese año, fue puesto bajo la soberanía de Noruega,  que tomó posesión el 14 de agosto de 1929, rebautizándolo como Svalbard (mantienen el topónimo de Spitzbergen sólo para designar a la isla principal).  
Este decisión noruega, sin embargo, me parece injusta pues Willen Barentz, el descubridor de estas tierras, las bautizó como Spitzbergen (algo así como "picos puntiagudos", en su idioma, haciendo alusión a la principal característica física: enormes montañas que surgen en pico de las profundidades). 
Mi praxis es que en lugares que no cuenten con un nombre nativo, como éste era el caso (pues se trata de tierras tan inhóspitas que ni los esquimales podían vivir en ellas), se deben designar por el nombre impuesto por su descubridor. 
Estos días, ha llegado a mis manos un artículo escrito con respecto a este archipiélago por el difunto miembro de las Real Academia de la Lengua, don Vicente Zamora Vicente, en el que se defiende que la correcta ortografía, en español, es Spitsbergen, de forma que, de ahora en adelante, la bitácora (y el documental) pasarán a llamarse "Spitsbergen: el guardián del Ártico", aunque, en los textos, haré uso indistinto de las tres denominaciones. 
Nota: las instantáneas panorámicas las disparé con mi móvil Kodak Ektra.

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