Poseía muchísimos números comprados entre principios de los setenta y hasta principios de los ochenta, pero mi querida madre, para la cual no eran mas que revistas viejas, los tiró a la basura cuando me fuí a estudiar a Barcelona, junto a buena parte de mi colección de tebeos de la Editorial Novaro.
Poco antes de mi cumpleaños de este año, mi hijo Daniel (¡que es un hacha buscando gangas!), encontró una colección encuadernada de "Mecánica Popular" con los ejemplares entre 1973 y 1983 a precio irrisorio: 80 euros, que pagaron a escote entre él, mi hija Verónica y mi esposa ¡Sólo la encuadernación de los tomos cuesta más que eso! Fueron, estos volúmenes, mi regalo de cumpleaños principal el pasado 3 de agosto: desde entonces, llevo noche tras noche de lectura feliz; tras media hora del libro que toque, otra media de estos inolvidables artículos.
Cuando mi familia me entregó el paquete inspeccioné un tomo al azar y, como por arte de magia, lo primero que apareció fue la presentación, en un ejemplar de 1975, de la cámara de cine Fujica ZC1000, que todavía uso hoy desde 1978.
Uno no es un entusiasta de la automoción pero sí admirador de las marcas clásicas británicas. Hay un coche, el Triumph TR7, que se diseñó al mismo tiempo que la Fujica ZC1000, y llegó al mercado en idéntico año: 1974.
Las similitudes no acaban ahí: en 1979, tanto la Fujica ZC1000 como el Triumph TR7 recibieron distintas mejoras; y se dejaron de vender nuevos al mismo tiempo, en 1983 (con la producción cesada al mismo tiempo). En el Triumph TR7 de mi esposa hicimos nuestra luna de miel ¡y ella todavía lo conserva hoy en estado inmaculado!, del mismo modo que yo mantengo mi Fujica ZC1000.
En la fotografía inferior, autodisparada con película Kodak Plus X 200 y luz ambiente con el Fujinon 50 mm f 1.2 (usando mi cámara Fujica AX5 de mediados de los ochenta), se me puede ver disfrutando, antes del sueño reparador, de uno de los tomos de "Mecánica Popular".
¡GRACIAS, querida familia!
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