Lo que estoy preparando, cinematográficamente, para rodar "Alén da fin do mundo", es algo inaudito a nivel mundial: voy a filmar usando cartuchos exclusivos de IB Cinema (de origen, japoneses de Fujifilm, que se fabricaron entre 1965 y 2012), recargándolos en cuarto obscuro con película principalmente de Kodak, todo ello para poder filmar con la "mejor cámara para cine de 8 mm jamás fabricada, y que retendrá este honor para siempre" (Ivan Watson dixit en Movie Maker), la FUJI ZC1000, un modelo con el que soñé desde niño, que conseguí adquirir a plazos justo antes de entrar en la universidad, en mayo de 1978, pero cuya unidad actual (la primera del tipo New llegada a España), fue un regalo del señor Mampel (el importador de Fujifilm para España), en agradecimiento por las ventas masivas que generaron a dicho modelo mis artículos publicados en Cinema 2002 y Nueva Lente. Desde entonces, procuro filmar siempre que puedo con esta ZC1000N, que me ha acompañado desde los infernales desiertos africanos hasta tempestuosos confines hiperbóreos, siempre sin desfallecimiento: ¡¡¡mas de 40 años de fiabilidad!!!, sin límites técnicos a la imaginación, en lo que pretendo, además, sea un homenaje personal a su diseñador Shigheo Mizukawa, ¡todavía vivo!, con quien tuve el honor de comer en Tokio hace unos años, gracias a nuestro común amigo Tak Kohyama.
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Mi encuentra con Shigeo fue publicado por una revista especializada alemana y otra inglesa. |
CARTUCHOS FUJIFILM ¡CON PELÍCULA KODAK!
El lado extremadamente bueno, y sostenible, de los cartuchos personalizados IB Cinema, fabricados por Fujifilm, es que fueron pensados para ser reutilizados: ¡mentalidad ecológica en 1965! Con este tipo de cartuchos, tras el revelado, los residuos son cero, pues se pueden volver a recargar una y otra vez.
El lado no tan bueno es que han sido originalmente concebidos para usar con película de poliéster, aquella ultrafina de Fujifilm, que ya no se fabrica. Con ese tipo de película cabían 15.25 metros de película, suficientes, a 24 f.p.s., para dos minutos con veintisiete segundo de filmación por cartucho, pero con el mas grueso soporte de triacetato de celulosa, que usa Kodak para casi todo su material de cámara, como sólo entran 10.25 metros, tendré que cambiar de cartucho cada minuto con treinta y ocho segundos. En su día, AGFA también comercializó este tipo de cartuchos con película de triacetato, es por ello que ciertas cámaras Fuji llevan un punto rojo en el contador entre los diez y los once metros.
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Cartuchos especiales IB Cinema |
EL CAMINO MÁS DIFÍCIL.
Cuando terminé el primer largometraje de la serie Stop Quecemento Global, "Spitsbergen, o Gardián do Ártico", en Televisión de Galicia me preguntaron por qué no lo había grabado en digital. ¡Jolines, no enteran de nada! Lo que hago no es mercancía, no es un producto, es arte. Elijo cada emulsión dependiendo de la situación que estoy viviendo o de lo que quiero transmitir. Por ejemplo, sólo la película de blanco y negro Kodak Tri X podía reflejar la sensación de impotencia, de desamparo, cuando el rompehielos quedó atrapado en la banquisa en la inmensidad de la nada (como los programadores televisivos huyen del blanco y negro, accedí a virar esta parte del metraje en tonos azulados, pero lo hice no pulsando un botón, como harían los de la brigada del digital, sino químicamente con una inmersión de esa secuencia en una solución de tintado de Tetenal, exactamente con el mismo producto que esta firma teutona, la mas antigua del sector fotográfico, fabricaba en el siglo XIX). Otro ejemplo: sólo con los característicos colores de una emulsión inversible como la Kodak Ektachrome 7294 pude evocar en los espectadores mi estado de ánimo cuando, tras una jornada gris de nieblas aceradas, surge, esplendoroso, el sol de medianoche.
En mis trabajos, las emulsiones son una parte mas del relato, de la creación fílmica. Ello conlleva dominar las técnicas y métodos tradicionales (hasta el diafragmado es manual, no hay autofoco, nada de estabilizadores, fuerzo o sub-revelo... y, por supuesto, no veo los resultados hasta después del revelado: para grabar durante horas y horas en digital ya está casi todo el resto del sector audiovisual en la región).
"Alén da Fin do Mundo" estaba concebido para ser realizado en Ultrapan de formato 3.1 con película de 16 mm ¡de perforación tipo S!, una presentación que Kodak me regaló y fabricó exclusivamente para mi, pero, como AGADIC (organismo que, en teoría, apoya el audiovisual gallego), no se dignó, una vez mas, a considerar mi propuesta, tuve que prescindir de los servicios de Álex, que me iba a ayudar con todo el equipo (la cámara Bolex Ultrapan pesa 5 kilos, las ópticas son muy pesadas, como lo son también las bobinas de 16 mm). Adiós Ultrapan 3.1 para este proyecto, ¡es una pena!, pero aprovecharé este material donado por Kodak para filmar de otra forma (que describiré otro día).
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Película 16 mm ¡con perforación tipo S!, para Ultrapan 3.1 ¡Gracias, Kodak! |
Sin el apoyo de AGADIC (tan generoso con otros, empero), el proyecto ¿habría que abortarlo? ¡No! Ante las adversidades causadas por los burócratas, uno, que siempre vivió con mentalidad de autónomo, se crece, y decidió seguir adelante, rizando el rizo de lo imposible, con titánica tenacidad. Al tener que volver a viajar sólo, he vuelto al Súper 8 (mucho mas liviano, en todos los sentidos, que el 16 mm Ultrapan), pero con un más difícil todavía: filmar con la Fuji ZC1000N pues pretendo, como adelanté líneas arriba, que "Alen da Fin do Mundo" sea un homenaje al amigo Shigheo Mizukawa, al que tanto admiro, como creador de alguna de mis cámaras favoritas. Quiero que la película esté lista a finales del verano para que su estreno, en el Japón, pueda hacerse este mismo año pues me gustaría asistiese Shigeo (ojalá viviese muchos años mas pero hay que ser realista y ser consciente de su edad).
El problema estriba en que la ZC1000 usa película de Súper 8 en un cartucho especial, ahora personalizado como IB Cinema, pero que en el pasado fue el que empleó Fujifilm para el denominado Single 8.
Como adelanté, otro día narraré la historia de como he conseguido adaptar la película Ultrapan de 16 mm tipo S que me regaló el director de la división cinematográfica de Kodak para este tipo de cartuchos IB Cinema (¡¡¡no son para venta!!!, sino para mi uso personal), pero, en esta entrada, explicaré como estoy cargando con película procedentes de cartuchos de Súper 8 los especiales de IB Cinema.
Para llevar este loco proyecto de la imaginación a la realidad partimos de una máquina originalmente concebida por César Ballesteros para cargar a partir de Doble Súper-8 , a la que mi amigo José Manuel modificó con un rediseño que permite pasar la película directamente del cartucho de Súper 8 al de IB Cinema en cuarto obscuro. La máquina de recarga, que usaba originalmente una P2 a pilas, emplea ahora un cuerpo de AX100 con mando a distancia y accionamiento no por pilas, sino por la red eléctrica.
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Tres cartuchos de Súper-8 ya listos para su extracción |
MÉTODO.
1) Previamente a la recarga, la película del cartucho de Súper 8 es menester pasarla a su otro compartimento coaxial, como si hubiese sido expuesta. La tarea en teoría mas fácil es la que mas pavor nos genera: si los pimientos de Padrón, en gallego, "unhos pican e outros non", con los cartuchos de Súper-8 ocurre que unos avanzan y otros se atascan. La mala suerte quiso que, en esta ocasión, se atascase ya el primer cartucho probado, un Vision 500 recién llegado de Rochester. La solución de emergencia casi siempre funciona: hacer uso de una de las dos cámaras de Súper-8 a cuerda, de origen soviético, que rara es la vez que, por muy atascada que esté la película, no consiga vencer su resistencia.
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¡El cartucho atascado!, junto a la máquina milagrosa |
2) Una vez la película en el compartimente receptor, con una herramienta especial, el ventanuco del cartucho se agranda y la película se troquela (labor que exige una cierta pericia, para no romper ni de mas ni de menos, algo que Álex López, habituado a la meticulosidad que exige animar en stop motion, consigue a la perfección). 3) A continuación, se troquela la película, para que al final de la misma, en el cartucho de IB Cinema, no sea dañada por el garfio de arrastre.
4) Acto seguido, en cuarto obscuro con gafas de visión nocturna, se engancha la película en el cartucho de IB Cinema. Tenemos un par de gafas de visión nocturna, una marcada como Harryhausen y la otra como Henry Selick. Cuál es la de Álex y cuál la mía. Eso queda para la sagacidad del lector. A fin de trabajar con la mínima cantidad de infrarrojos posible, solo dejamos operativos 3 de las diez emisores de una de las gafas, hay una que vampiriza la luz de la otra (ver aquí).
5) Finalmente, se bobinan 10.5 metros y se cierra el cartucho, preparado para filmación.
6) Por último, cada cartucho recargado de IB Cinema se comprueba, individualmente, con una de las cámaras de Shigeo, que permite ver ¡¡¡los dos ejes simultáneamente!!!
PRIMER EXPERIMENTO.
Tras llevar a cargo diversas pruebas con cartuchos caducados, el pasado viernes hicimos el ensayo con dos cartuchos de Vision 500 y uno de Visión 50. La idea era filmarlos durante el fin de semana pero el diluvio que arreció sobre mi ciudad lo volvió imposible. Antes de seguir cargando, hay que revelar las pruebas, para ver si la película se mantiene indemne, sin arañazos, tras tanta manipulación, y si efectivamente la luz infrarroja con emisión reducida no afecta a la película.
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Dando cuerda a la gatita soviética |
Un gran susto nos llevamos con el primer cartucho de Súper-8 Vision 500, recién llegado de Kodak: ¡se atascó en una cámara electrónica de Canon! Tuvimos que recurrir a una cámara ¡¡¡a cuerda!!!, de la era soviética, cuyo mecanismo, potente como un tanque ruso, fue capaz de vencer la resistencia sin que rompiese la película. Con los otros dos, otro Vision 500 de la misma partida, y un Vision 50, no hubo la menor incidencia.
(Continuará)
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Capítulo 1
Capítulo 11